26 septiembre 2006

Acróstico acróstico

A ntigua composición,
C ada verso es importante,
R ima libre del autor.
Ó rdago a la mente,
S ensación al ojo lector.
T odo el mundo lo entiende:
I gnoradas y relucientes
C omo estrellas brillan letras
O lvidadas sobre Hinojos.

08 septiembre 2006

Guerra de géneros

Según las últimas noticias, siguen aumentando el numero de víctimas de la "violencia de género"... ¿de género?

El género es una característica de cada una de las palabras, un "rasgo gramatical" según la RAE, pero existe un error muy extendido de confundir sexo (también mal llamado "genero natural") y género (propiamente dicho o "género gramatical"), creando situaciones como las del primer párrafo.
Las personas no tienen género (bueno, sí, género femenino) y su sexo es neutro, en cambio, los seres humanos, a pesar de tener, en este caso, género masculino, su sexo sigue siendo neutro.

Por este tipo de errores, se crean situaciones absurdas de pseudo-feminismo, que están proliferando últimamente, y ahora lo correcto es saludar diciendo "Hola a todas y todos". Además, en los colegios el alumnado ya no está compuesto por el conjunto de alumnos, sino de alumnos y alumnas y sus progenitores van a reuniones del AMPA (Asociación de Madres y Padres de Alumnos), quedando atrás las machistas y anticuadas APAs.

En otro sentido, tampoco queda muy ético decir que "Juan es una visita muy grata", aunque el género gramatical de la palabra visita no sea revelador de nada sobre el sujeto Juan.

Cierto es, que en otros idiomas, "les pères" no tienen el mismo significado que "les parents", pero en español la diferenciación se hace a través del contexto.

Sobre el tema del género, cabe destacar como hay palabras que pueden modificar su sexualidad dependiendo de los hablantes, siendo un autentico problema saber si las llamadas palabras vacilantes son femeninas o masculinas: El mar, la mar.

Otras palabras en cambio, para evitar cacofonías, sólo son masculinas si van solas (singular), porque aunque LAS aguas vuelvan a su cauce, EL agua nunca volverá a ser igual.

Una vez más, es uno de los grandes el que da luz sobre el asunto:

El mar. La mar.
El mar. ¡Sólo la mar!
¿Por qué me trajiste, padre,
a la ciudad?
¿Por qué me desenterraste
del mar?
En sueños, la marejada
me tira del corazón.
Se lo quisiera llevar.
Padre, ¿por qué me trajiste
acá?
Rafael Alberti, año 1924